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Otra vez Javi Gracia

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BARCELONA - MÁLAGAMarcelino Toral apuntó el camino hace aproximadamente veinte días, y Javi Gracia y sus pupilos anteayer lo bordaron. En parte porque a diferencia del técnico del Villarreal se encontraron un gol a favor en el minuto seis que legitimaba la radicalización de su planteamiento defensivo, y en parte porque los azulgranas estuvieron bastante menos inspirados que entonces, dejaron a cero al ultra-ofensivo Barça de Luis Enrique. Ya es la segunda vez. Como apuntaban el sábado los amigos de Ecos del Balón, ya fue el entrenador navarro el primero en anular al Barça 2014-15 allá por la jornada cinco. Entonces con un trivote que sobrecargara el carril central que habitaba Messi, y el sábado con dos triángulos que enfrentar en banda a los dos hombres más peligrosos del cuadro culé. Los únicos que ahora mismo parecen capaces de crear la ventaja.

Samu Castillejo, Recio y Miguel Torres en la izquierda y Horta, Darder y Rosales en la derecha, fueron el equivalente blanquiazul a Jaume Costa, Bruno, Cheryshev, Mario, Dos Santos y Pina. Especialmente en el flanco izquierdo, lograron ajustar la defensa sobre Leo Messi a un nivel altísimo, permitiendo la salida por fuera, tapando su regate hacia el interior y sumando la ayuda de Weligton desde el centro de la zaga. Tanto fue así, que al menos los dos centrocampistas del triángulo, cuando recibía el argentino giraban su cuerpo hasta orientarlo de cara a la línea de banda, como si el camino a defender no fuera el que conduce al área sino a la frontal. Leo, en los primeros 45 minutos de partido completó únicamente un regate, y sin el desequilibrio individual de su principal crack, los ataques azulgranas pierden la chispa que los enciende, porque ni los interiores son concebidos como inicio de nada ni Neymar tiene el mismo éxito cuando su costado es el fuerte en la ofensiva culé.

Sujetado en el dribbling, a Messi le queda la solución del pase, desde el cual activar zonas alejadas o habilitar los desmarques en profundidad que desde la orilla izquierda lanzan Jordi Alba o Neymar al corazón del área, pero otra vez la defensa malaguista ralló la perfección. Como el plan visitante -más después del gol- consistió en un repliegue muy bajo plantado prácticamente sobre el área propia que no permitía al Barça transitar con alegría, el envío de Leo encontraba pocos espacios a la espalda de la zaga, muchas piernas por delante y una colocación defensiva en frente que lo esperaba. Angeleri, central derecho del Málaga el sábado, completó hasta once despejes (9 de ellos en el interior del área), el lateral derecho Rosales también anduvo cerca de la decena y sólo uno de los envíos de Leo al interior del área encontró a un compañero. A Iniesta en el minuto 39, en una nada habitual entrada desde segunda línea del manchego en la que contactó de cabeza con el cuero. Messi no pudo ser inicio, ni con el regate ni con el pase.

Antes de entrar a describir lo que esto desencadenó, detengámonos un minuto en interrogarnos sobre las soluciones que podría haberse planteado el equipo para darle la vuelta a este escenario táctico de superioridad visitante. En primer lugar, y de forma más acorde a lo que viene planteándose en el último mes y medio, se echó de menos algo más de protagonismo en ataque de los interiores, principalmente Rafinha, a la hora bien de pesar por dentro bien de auxiliar a Leo para dividir las atenciones del adversario en banda. El brasileño, sin embargo, muy tímido en su juego, apenas apareció y en consecuencia no resultó extraño que Luis Enrique lo eligiera como el primer sustituido. Otra opción, viendo el escaso reclamo que suponía el carril central para los dos triángulos de banda planteados por Gracia, podría haber sido el intercambio de posiciones entre Neymar y Luis Suárez, con el charrúa acomodándose en el lado débil del ataque mientras la habilidad y buena sintonía del brasileño con el 10 activaran la frontal. Por último, y viendo que el enfoque defensivo boquerón se basó en regalar las salidas por fuera a cambio de resguardar la diagonal interior, un cambio de banda de los extremos habría girado como un calcetín la situación de partida.

En este sentido, y mientras en la izquierda se echó de menos menos insistencia de Neymar en una jugada que no fructificaba gracias a la estupenda actuación de Rosales y algún intento más por impulsar a Alba doblando por fuera, de la mano de Dani Alves en la derecha vinieron los momentos de más agitación malaguista durante el primer tiempo. La aparición por banda del lateral derecho del Barça, sin embargo, trae consigo peajes que ya incluso antes del descanso se hicieron pagar. Los desmarques de un entonado Juanmi a su espalda, por ejemplo, facultaron un contraataque malagueño que cuanto más se desataba el lateral más peligroso se volvía, y que siempre procuró terminar la jugada para que los de Luis Enrique no pudieran contraatacar tras el error.

Si, pese a las dificultades, durante la primera mitad Leo Messi había mantenido con cierta metodología su posición escorada en banda, en la reanudación Lucho rompió la baraja, situó al argentino por dentro y las constantes del equipo en 2015 brillaron por su ausencia. Se pedió el órden y la estructura de los ataques que viene imperando desde la derrota en Anoeta, la conexión en el inicio de la jugada entre La Pulga y Dani Alves, las ventajas de Neymar en el lado débil, la pérdida de balón controlada o al hombre extra en transición defensiva que supone el lateral cuando no tiene que ocupar la banda porque eso ya lo hace el extremo. No atacó mejor el Barça, y a cambio regaló al Málaga la posibilidad de salir y crear sensación de peligro en cada contra. El equipo no parece preparado para perderla en el carril central, Busquets no tuvo el contexto previo que lo haga sostenible sin balón y, con Alves en zona de extremo, el balón rueda sin frenos como aquellos quesos que en Gloucester tienen a bien lanzar colina abajo cada primavera. Por suerte, al final de la bajada esperaban Piqué y Mathieu, que rallaron a muy buen nivel aun con este comprometido escenario e impidieron que los visitantes aumentaran su ventaja.

El equipo de Javi Gracia ya sabe que terminará la temporada sin perder ante el F.C.Barcelona y sin haber encajado un gol del equipo de Messi, Suárez, Iniesta o Neymar. Veremos si su actuación sirve de receta al resto. Luis Enrique, por su parte, ya tiene las primeras respuestas sobre las que trabajar.


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